EDY BARBOZA BLANCO
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN
Mi querida cerveza
Siempre sueño ir nadando en una gran cresta de cerveza
desenfundo mi arma en pleno oleaje
y siento la espuma, música plena en mis orejas
pero no soy capaz de disparar
estaría hiriéndome al despertar
como el desesperado cuando la marea se levanta
juntando sus manos en la única súplica
la de entenderse con los muertos
y volar en pedazos el día menos pensado
No he podido encontrar muerte más bella
que la de suicidarme con cerveza
el gran secreto del oro de copas
atravesando mi garganta como una saeta
dulzura de ojos vacíos
Poesía
De noche inmensos chorros de cerveza
salen sin piedad de la tierra
arrastrándome a rincones
donde se pierde toda la vergüenza del mundo
mujeres funerarias salen de los confines
a besarnos, a morder nuestros labios en camas apagadas
con todo el silencio que destila el amor
en la gentil pornografía
riendo con ganas de la vida, como si regresando a nuestra casa
hubiésemos dejado herido el horizonte
varias gaviotas muertas y un lejano sabor a cerveza
que nunca nos humilla
GABRIEL FIGUEREDO
PLAGIO
Una carrera exitosa, una vida llena de logros, una estrella. Nadie podía mirarme a la cara sin sentir mi superioridad. Para aquella película contrataron a un nuevo doble. Cada vez que lo miraba, era como verme al espejo con la horrible sensación de que ese reflejo no me obedecía. El parecido era tal, que él era quien firmaba los autógrafos. Se acostó con mi esposa, se ganó el afecto de mis hijos y de mi perro, le dieron mi trabajo y a mi el suyo.
Decidido a terminar con esta situación, cargue mi arma y fui a su encuentro; pero al estar los dos cara a cara, no supe si él era yo o si yo era él y termine disparando a la persona equivocada.
LINDA LÓPEZ ORTEGA
Sin tiempos
Te había buscado infinitamente
Antes de mis tiempos y tus tiempos
En los mares de mis angustias
Bajo soles inexistentes
Te había llamado repetidamente
Convirtiéndome en un eco desesperado
Te recorría en mis pasos
Buscándote en sueños
De rostros desdibujados
Y con la simpleza de lo primitivo
Y el tiempo exacto
De relojes milenarios
Sin apresuramientos y excusas
Para breves encuentros
Apareces…. Existes:
Desde ayer,
Desde hoy,
Desde siempre
Perteneciéndote mis huesos -equivocados mil veces-
Y este cuerpo que no se ajustó nunca al ritmo de otros cuerpos
porque el rito de la pertenencia
es sagrado
-Desde el primer estremecimiento
Hasta el grito del éxtasis final-
Sin tiempos: te amo
Aún cuando perduren
Los sonidos de muerte acechándome
Fantasmas:
-rondándote, rondándome-
Aún cuando las mareas
No siempre estén bajas
Y los peces duerman en las tardes de lluvia
Aún cuando a mi tiempo
Lo toque la tristeza
Y las culebras nocturnas
De las lámparas de mi casa
-me cierren el paso-
Aún cuando los viejos
amores persistan
Porque el espíritu se me fugó un día
Entrando a tu cuerpo
-Y eso basta-.
RADAMÉS LAERTE GIMÉNEZ
¿Pensará Carlos Salamanca que es en el Si continuo de Asturias donde está el misterio de su cuatervia pena? Pensó con húmeda seguridad que su mar de amarguras residía en el SiFaSolMiFaReSi que vibraba ronca y cíclica en las cuerdas de bronce. El tenaz puntilleo se ocupó de sus dolores desde la partida sin vuelta de la compañera de juegos infantes y crecidos. Un rasgueo quejumbroso e inútil le ha quedado, y un pequeño que ya se hizo adulto.
Se fue con su instrumento y su única descendencia a habitar la costa de sus sueños. Canicio y desarmado fundó el breve espacio de esperanza donde duda el porvenir. Una moza del lugar se dejó llevar del brazo, pensando que la vida le ofrecía una dote de oportunidad. Allí instaló sus ilusiones virginales, entre dos Carlos, alimentando a escondidas paralelas apetencias.
La moza dibujó fugitivas pisadas en la playa, llevando consigo uno de los Salamanca. Ya en el acorde de los rasgueos las gotas rojas tintan la arena, y el viejo Carlos achaca al bueno de Isaac el renovado ciclo de sus dolores.